25 jul 2013

Un tren que no llegó a destino


Tenía varias entradas preparadas en borrador, una de ellas referente a los viajes en tren. No me parece el momento adecuado para publicarla por la tragedia acaecida en Galicia, sería insensible e inhumano, además no me nace. No puedes permanecer ajeno e indiferente al dolor y a la pérdida. No ponerte en el lugar de las personas que han perdido a sus familiares, y que a estas horas, muchas familias aún están en ese dramático campo de incertidumbre de si sus seres queridos viven o no, que se aferran a un hilo de esperanza con todas sus fuerzas, que ruegan poderles ver, volver a abrazarles, darles la mano y un beso, decirles te quiero, ofrecerles esa disculpa que quedó en el tintero, solucionar un tonto malentendido, iniciar o continuar una historia juntos, dar una segunda oportunidad ...

Llegas a casa, después de pasar un rato agradable en una terraza con tus amigas conversando sobre temas triviales, situaciones personales, deseos, sueños, desilusiones, ..., y te enteras que ha ocurrido un accidente ferroviario, un tren ha descarrilado. Enciendes el televisor, a continuación el ordenador, navegas por los principales portales de información para conocer qué ha pasado, y en una primera toma de contacto, las imágenes te golpean, te sacuden. La realidad te sobrecoge, el panorama es dantesco, desolador. El miedo que han tenido que pasar los pasajeros de esos trece vagones, la angustia de los atrapados por salir de ese amasijo de hierros y el arrojo de toda esa gente anónima que se lanzó sin vacilación a ayudar y rescatar a los accidentados. El número de heridos y muertos va aumentando conforme pasan las horas. Te paras a reflexionar y recapacitar en lo efímera e injusta qué es la vida a veces, en cuál es el factor decisivo que hace que una persona pueda contarlo o no. Un simple segundo y ya no estás. Vidas truncadas, sueños rotos, familias destrozadas. Detrás de cada número, hay una persona, unos sentimientos, una historia que desgraciadamente ha llegado a su fin inesperadamente, trágicamente por un accidente.




Aunque este tema de La Oreja de Van Gogh, Jueves, está dedicado a las víctimas del atentado del 11 de marzo de 2004, inevitablemente la asocié a este fatídico accidente ferroviario. Disfrutemos de la vida, aprovechemos cada momento al máximo, no perdamos el tiempo en trivialidades y banalidades, valoremos cada pequeño detalle, porque lo importante de la vida no son las cosas o posesiones, son las PERSONAS, y porque si el tren desafortunadamente no llega a destino, no nos pille sin decirles cuantísimo las queremos.



Mi más sentido pésame a familiares y amigos de las víctimas, fuerza a los heridos en el proceso de recuperación y gratitud a todas esas muestras de solidaridad espontáneas que demuestran que no todo está acabado, que cuando se quiere, se puede, siempre unidos.



<<-Adiós - dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos>>.
(El Principito, Antoine de Saint-Exupéry)

4 comentarios:

  1. precioso post! la verdad es que la tragedia ha sacudido España...
    un golpe muy duro.

    1 beso

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    1. Muchas gracias por tu visita y tu comentario.

      Un besote.

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  2. que bonitas palabras
    la verdad nos ha dolido a todos, cuando a españa le pasa algo, menos mal que todos somos uno.
    besitos

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    1. Muchas gracias por pasar por el blog y leer la entrada, Natalia.

      Un besote.

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